El Proyecto

La Oficina del Historiador fue creada en 1938 con el fin de promover la salvaguarda del patrimonio y divulgar los valores culturales y la memoria de la ciudad. El primer Historiador fue Emilio Roig de Leuchsenring. Bajo la dirección de Eusebio Leal, la Oficina fue encargada de la restauración del antiguo Palacio de los Capitanes Generales, hasta su inauguración en 1978 como sede del Museo de la Ciudad. Durante la década siguiente la OH coordinó los primeros planes de restauración del Centro Histórico.

El Centro Histórico de la ciudad de La Habana abarca 2,1 Km² , ocupa el área de la antigua ciudad intramuros y parte de la zona de ampliación del siglo XIX. Unos 3 500 inmuebles se concentran alrededor de un sistema de plazas y plazuelas, paseos y corredores comerciales. Por los altos valores culturales del conjunto fue declarado Monumento Nacional en 1978, e incluido en la Lista del Patrimonio Mundial en 1982. El Malecón Tradicional fue declarado como Zona de Protección en 1999.

 Fotos cortesía de Victor Manuel Báez Bolet

El proceso de rehabilitación. Concluidos los primeros planes de restauración (1981-1990), se puso en marcha en 1993 un nuevo modelo de gestión. El Decreto Ley 143 otorgó competencias a la OH para impulsar el proyecto con un enfoque más integral y sostenible desde el punto de vista financiero. Se creó una sólida estructura institucional y se puso énfasis en la recuperación del espacio público, la construcción de viviendas y otras acciones en materia social y ambiental. Más de 400 inmuebles han sido rehabilitados, especialmente en el sector que forman las cuatro plazas principales, el corredor Obispo-OReilly, el entorno del Paseo del Prado y el frente marítimo.

El Proyecto y la Vivienda. Uno de los problemas más complejos que afectan al Centro Histórico es el estado del fondo habitacional (40% en mal estado), por lo que este rubro ha recibido progresiva atención y recursos en el marco del proceso de rehabilitación. Unas 2 000 viviendas nuevas o rehabilitadas en los últimos años muestran la voluntad de mantener la vitalidad del territorio, mejorar las condiciones de vida de la población y fortalecer la inclusión social. El programa habitacional de la Oficina del Historiador fue finalista del Premio Hábitat de Naciones Unidas en el año 2010.

Construcción de nuevas viviendas. Una parte importante de las viviendas obtenidas en el marco del proyecto son edificios de nueva planta, construidos en parcelas libres del Centro Histórico o en urbanizaciones periféricas (los casos de Alamar y Capdevila). Lo construido en el Centro Histórico debe tomar en cuenta las regulaciones urbanas del territorio, garantizando alturas, puntales, superficie descubierta y un diseño de fachada acorde a los valores patrimoniales del territorio.

Rehabilitación de viviendas. En los últimos años se ha dado prioridad a la transformación de viejos edificios abandonados, subutilizados u ocupados por ciudadelas, para lograr en ellos viviendas adecuadas. En estos casos, el proyecto ejecutado debe integrarse a la trama existente, y lograr un conjunto que respete las regulaciones urbanas y cumpla con los estándares de habitabilidad. La Plaza Vieja es el ejemplo paradigmático de rehabilitación de edificios antiguos (en ese entorno, donde en los años ochenta se contaban unas 200 viviendas tugurizadas existen hoy unas 100 viviendas adecuadas).

Las Residencias Protegidas. El envejecimiento poblacional es una de las prioridades de la agenda social de Cuba y también del Centro Histórico, donde un 21% de la población tiene más de 60 años. Una modalidad implementada en el territorio son las “residencias protegidas para la tercera edad”, las que acogen ancianos solos o matrimonios ancianos que habitaban en edificios que son intervenidos como parte del proyecto de rehabilitación. Las residencias garantizan un alto confort para los adultos mayores y una atención que facilita su integración a diferentes programas sociales. Hoy funcionan 4 conjuntos con un total de 63 viviendas.

Las Comunidades de Tránsito. Una vez se toma la decisión de rehabilitar un edificio que se encuentra total o parcialmente habitado, se pone en marcha un trabajo social con las familias que lo ocupan. Tomando en cuenta su tamaño y características, algunas de ellas volverán el edificio una vez rehabilitado y otras recibirán vivienda nueva en otro lugar. La reubicación de estas familias es posible gracias a la existencia de tres comunidades (con 68 viviendas en total), donde las familias transitan a la espera de la construcción y entrega de su nueva vivienda.

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